La Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Paraná, a través de su Centro de Mediación y del programa “Arte, convivencia y abordaje de conflictos”, encaró en las últimas semanas dos murales comunitarios: uno, en la Escuela N° 88 Bartolomé Mitre y otro, en la Residencia socioeducativa Ramón Otero, dependiente del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf).
En ambas obras, los niños y niñas fueron creadores de las ideas y dibujos que primero se trabajaron en distintos encuentros, en modalidad de taller, y se plasmaron en un boceto, y luego se trasladaron a la pared, con pincel y una variedad de colores. Todas las etapas se centraron en la participación de los niños y fueron vividas por ellos con mucho entusiasmo y alegría.
El trabajo previo a la pintura fue en grupo e incluyó a personal de las instituciones. Las distintas instancias de las obras contaron con la invalorable guía y labor del muralista y artista plástico, Andrés Leiva, integrante del equipo del Centro de Mediación.
Una escuela con un siglo de vida
La Escuela Mitre, institución del nivel primario, ubicada en Pronunciamiento 1087, en barrio Belgrano, transita su centenario y la conmemoración se extiende durante el año a través de distintas actividades.
En ese marco, surgió la inquietud en la institución de realizar un mural alusivo en un paredón ubicado sobre el lateral del edificio, en Cortada 257. Y así se hizo, con bellos dibujos y colores, tal cual lo reflejan las fotografías que muestran el avance de los trabajos.
La gestación de la obra incluyó talleres y dinámicas con estudiantes de 4to a 6to grado. “Trabajamos desde la creatividad y el encuentro”, describe Andrés Leiva y destaca el hecho de que los chicos puedan encontrarse con “la novedad de contar con otras herramientas posibles para construir una imagen”. Se realizaron reuniones previas a la concreción del mural sobre la pared y se pudo plasmar la idea “con formas nuevas, frescas, que representan el imaginario de los chicos”, comenta.
Sobre el camino de diseño y concreción del mural, el artista plástico remarca “la buena disposición de los chicos, quienes se prestaron al juego y estuvieron muy presentes y comprometidos al momento de ejecutar la obra”.
El mural se enmarca en un trabajo conjunto iniciado en 2019, que incluyó distintos proyectos con fuerte arraigo en la comunidad, llevados adelante por la Defensoría del Pueblo y la escuela, junto al Centro de Salud Manuel Belgrano.
Dibujos en la pared del patio
Estrellas sobre cielos intensos, el sol y sus rayos, animalitos coloridos, como un elefante, un cabrito, una hormiga, ahora son parte del patio de juegos de la Residencia Ramón Otero, donde corren y ríen niños pequeños con pinceles en sus manos y tarritos de pintura. Probando colores en un lado y en el otro, los más chicos se llenan de asombro ante las formas que van componiendo esa imagen grandota -basada en una canción infantil y hecha por ellos junto a personal de la institución-, que el martes 25 por la tarde ya estaba casi lista.
El mural se extiende en buena parte del paredón del fondo del hogar Otero -tal como se lo conoce-, ubicado en calle Jorge Newbery 1824. El lugar aloja a niños y niñas y pertenece a la red de residencias socioeducativas (RSE) que coordina el Copnaf.
Ivana Godoy, vicedirectora de la Residencia, y Andrea Den Dauw, trabajadora social y mediadora comunitaria que realiza funciones en el dispositivo de atención y estimulación temprana, contaron que la idea de pintar un mural surgió como un modo de embellecer y llenar de color el patio, un espacio abierto, de disfrute de los chicos. La intención, explican, es poder brindar la mayor cantidad de condiciones posibles para que los chicos se encuentren bien mientras dure su estadía en la Residencia.
Con ese objetivo, se gestó el proyecto del mural, que solicitaron al Centro de Mediación. En mayo comenzó Andrés Leiva a concurrir al lugar e inició las actividades previas. Se realizaron una serie de talleres con trabajos en papel y cartón, juegos y momentos de música interpretada por Andrés con su guitarra.
“Fue un proceso muy lindo y muy cuidado”, dicen y remarcan que se sumaron a la actividad las personas que trabajan en el lugar. De hecho, un grupo se encontraba el martes pintando el mural.
El plan de mejorar el espacio, que por cierto está lleno de verde y muy prolijo, contempla también la incorporación de juegos infantiles. “El próximo objetivo es poder conseguir juegos de plaza”, explica la vicedirectora. En ese sentido, comentaron que lograron adquirir una casita de juegos, que el martes los chicos llenaban también de colores, mediante una rifa que organizaron empleadas del lugar y que se vendió entre los vecinos.
La casa, que fue refaccionada y acondicionada, aloja actualmente a nueve chicos, con distintas problemáticas, cuyas edades van de uno a 11 años. Seguidamente, Ivana Godoy aclaró que se trata de una Residencia para primera infancia, de 0 a 5 años, que de manera excepcional contempla el ingreso de niños de otras edades. La totalidad tiene declarada la pre adoptabilidad.
“La experiencia (de la concreción del mural) fue hermosa. Se valora mucho porque ésta no es una institución que pueda diversificar tanto la recreación como otras. Se valora mucho entre el personal también el hecho de que haya sido una posibilidad de encontrarnos, vivenciar algo distinto, de que los chicos puedan estar entretenidos con otras cosas”, expresaron, por último.
El arte como medio transformador
En 2018 se instrumentó el programa “Arte, convivencia y abordaje de conflictos”, como una propuesta más que pone a disposición de la ciudadanía la Defensoría del Pueblo con el fin de ampliar los alcances de la promoción de diálogos y encuentros en el espacio comunitario.
La idea, que parte de la convicción de que el arte puede ser un medio transformador, se instrumenta a partir de “procesos participativos en los que, a través del cruce de palabras, emociones, dibujos y colores, se construye una obra colectiva que culmina en la expresión de un mural comunitario, u otro tipo de expresión artística elaborada grupalmente”, se consigna desde el Centro de Mediación.
Con esa impronta, desde el inicio del programa se llevan realizados más de 20 murales comunitarios y otras obras colectivas, en distintos puntos de la ciudad.