María Gabriela Rodríguez Querejazu, especialista de vasta trayectoria nacional e internacional, estuvo en Paraná y brindó una capacitación a integrantes del Registro de Mediadores de la Defensoría del Pueblo. Dijo que la mediación es un espacio en el que “las personas pueden pensar cómo quieren vivir, cómo quieren convivir con sus vecinos, cómo quieren que esté su ciudad. Y esto genera participación democrática porque anima”.

 

Con gran entusiasmo y sentido de grupo, finalizó el curso anual que la Defensoría del Pueblo de Paraná ofrece al casi centenar de mediadoras y mediadores que integran el Registro voluntario y ad honorem de la institución. La capacitación comenzó el jueves 11 y finalizó el sábado 13 de mayo, tras veinte horas de cursado intensivo y con una propuesta dinámica y participativa que incluyó conceptualizaciones teóricas, intervenciones prácticas y reflexiones sobre mediación.

Estuvieron presentes también mediadoras de las Defensorías del Pueblo de Córdoba, de Río Cuarto y la recientemente electa Defensora del Pueblo de Posadas, Valeria Fiore, quien venía cumpliendo la función de Directora de Capacitación y Centros de Mediación Comunitaria y Acceso a la Justicia de la capital misionera.

De la actividad, que se enmarca en la celebración de los 20 años de creación de la Defensoría de Paraná, participaron las Defensoras del Pueblo, Marcia López y Cecilia Pautaso (Adjunta), y la Defensora por los Derechos de las Personas Mayores, Ligia Blanco. En tanto, la organización de la capacitación que tuvo lugar en el salón Antequeda, en calle Alameda de la Federación 557, estuvo a cargo de la Coordinadora del Centro de Mediación de la Defensoría, Irina Chausovsky, junto al equipo de trabajo del área.

 

“El entusiasmo estuvo desde el primer momento en estas 20 horas. Hay mucha experiencia en este grupo y mucha necesidad de saber, de aprender, de estar permanentemente activos. Hay mucha capacidad de escucha. Hemos trabajado el lenguaje, la emocionalidad, la corporalidad, cómo son los espacios saludables, qué se necesita para estar conectados con nuestro centro y desde ahí poder ayudar”, dijo María Gabriela Rodríguez Querejazu, a modo de balance, tras las tres jornadas del encuentro titulado “Los espacios vinculares y la conexión en la mediación comunitaria”. Destacó asimismo el compromiso y seriedad con la tarea de los participantes durante toda la capacitación.

El curso de actualización es una de las instancias fundamentales de la formación continua que ofrece a lo largo del año la Defensoría del Pueblo a los integrantes del Registro, con el fin de garantizar la calidad del servicio de mediación que la institución pone a disposición de los paranaenses de manera gratuita.

La mediación comunitaria es un espacio de diálogo voluntario que busca abordar y resolver de forma pacífica las diferencias y los conflictos entre las personas. Esta herramienta posibilita que las personas se expresen libremente en un espacio imparcial, de contención, con el fin de alcanzar acuerdos que beneficien a todas las partes. Todo ello, sin delegar en un tercero el poder de decisión.

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Participación ciudadana

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María Gabriela Rodríguez Querejazu tiene un extenso currículum, del que se puede mencionar que es Licenciada en Ciencias de la Educación, docente, mediadora, consultora en gestión positiva de conflictos, coach ontológico y terapeuta bioenergética, y cuenta con una profusa experiencia en el campo de los procesos colaborativos para dirimir conflictos. En su paso por Paraná, y tras la finalización del curso, se refirió a la mediación comunitaria y a su incidencia como herramienta democrática, de participación activa, en el fortalecimiento comunitario y al rol del mediador.

“La mediación, y especialmente la comunitaria, es un espacio profundamente democrático porque se respeta a la persona ciudadana que tiene distintas formas de pensar, de sentir, de mirar el mundo. Los mediadores lo que hacemos es generar ese espacio saludable en el que las personas pueden pensar cómo quieren vivir, cómo quieren convivir con sus vecinos, cómo quieren que esté su ciudad. Y esto genera participación democrática porque anima. Este trabajo hay que hacerlo también con las personas que gobiernan, que lideran distintos espacios, ya que genera más conducta democrática. Cuando las personas saben que son escuchadas, que sus necesidades y reclamos son atendidos, generamos espacios saludables en la ciudadanía”. Y a eso apunta la mediación comunitaria y el trabajo que se hace en la Defensoría del Pueblo.

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-¿Cómo incluir a gobernantes o líderes de distintos espacios?

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-Hay que pensar que es un campo de la gestión colaborativa de conflictos. Está el campo de gestión colaborativa y el campo de la gestión competitiva. Hasta ahora venimos acostumbrados a lo competitivo: hay que apurarse con herramientas punitivas. Cuando nosotros trabajamos en este gran campo de la gestión colaborativa o pacífica de conflictos, todas las herramientas -como la mediación, las mesas de diálogo, los procesos colaborativos en general- tienden a generar mayor cultura democrática. Entonces somos partidarios de que tanto en el ámbito político como en las empresas, en las ongs, vayan adquiriendo estas herramientas para que sea natural y ante un conflicto o un problema se puedan sentar a conversar. Y se avanza si las personas se sienten escuchadas, si sienten que se respeta lo que dicen y piensan y se visibiliza. En todos los ámbitos se puede hacer esto, por eso hablamos de infraestructura de paz: se puede aplicar en la salud, en educación, en la justicia, en el deporte, en los medios.

Desde mi experiencia –he trabajado en el Ministerio de Justicia, en Defensorías del Pueblo, en organizaciones no gubernamentales, en empresas-, los procesos colaborativos son sumamente constructivos.

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-Es habitual que haya conflictos cuando, por ejemplo, un gobernante planifica y hace una obra sin considerar la opinión de quienes van a estar alcanzados por ese proyecto.

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– Un intendente en cualquier parte del mundo quiere hacer una obra y tiene que hacer reuniones con los vecinos para ver si es una obra adecuada, si está bien pensado el lugar. Una cantidad de veces nos ha pasado que se ha querido hacer una plaza y los vecinos dicen que no la hagan en tal lugar porque necesitan que ahí haya otra cosa. Estas mesas o círculos de diálogo, en las que se escucha a las partes, los facilitadores tienen el objetivo de trabajar para que pueda salir un producto superador de la idea original. Y ya no es la idea de uno u otro, es la idea de la comunidad y así, justamente, se construye comunidad.

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-¿Qué implica el concepto de mediación comunitaria como política pública?

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-Hemos trabajado durante mucho tiempo para que la mediación comunitaria sea una política pública. Ya es política pública a nivel nacional desde 1996. Teniendo este resorte democrático está muy bien que podamos en cada provincia y municipio tomar esto que ya está y trasladarlo a cada espacio, a mi pueblo, a mi ciudad. Esta política pública ya está y genera sostenibilidad en el tiempo; podrán cambiar las personas y escenarios, pero la política pública tiene que ver con ese horizonte de ser un país más democrático, más inclusivo, más pacífico, más solidario. Tenemos que trabajar en esa línea. Hay una norma nacional, normas provinciales y municipales. Todos los que estamos trabajando en este campo tenemos la idea de que las personas primero tengan el equivalente a la atención en salud: primero va al centro de salud, después al hospital y va subiendo en función de la gravedad de la situación. Ante un conflicto de vecindad está la Defensoría del Pueblo de Paraná. Aquí se trabaja con la voluntariedad y buena fe, y si (estas dos condiciones) están presentes, seguramente los vecinos se pondrán de acuerdo. Si en este espacio no se logra acuerdo, se pasa al ámbito judicial y ahí hay otros resortes.

Hay que usar estos recursos, los vecinos de Paraná deben saber que la Defensoría del Pueblo tiene un Centro de Mediación gratuito al alcance. Tienen que acercarse a esta institución, tendrán asesoramiento y una respuesta.