El mediador, especializado en conflictos sociales complejos y con una vasta trayectoria nacional e internacional, estuvo en Paraná y destacó la modalidad de trabajo de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad que permite atender unos 500 casos de conflictos entre vecinos al año. “Un sistema de mediación, armado con un registro de mediadores que trabajan voluntariamente (como el de Paraná), es el único que conozco (en el país), aseveró. Francisco Diez, junto a María Carneiro, tuvo a cargo del curso de actualización a integrantes del Registro de Mediadores Comunitarios ad honorem de la institución.

Con el fin de mantener un alto nivel de actualización y así garantizar la calidad del servicio de mediación que la Defensoría del Pueblo de Paraná brinda de manera gratuita a los vecinos de la ciudad, se realizó el 6 y 7 de junio una capacitación intensiva. Participaron más de 70 mediadores, que conforman un grupo de especialistas que trabaja, en el ámbito del Centro de Mediación Comunitaria de la institución, de manera voluntaria y ad honorem en la resolución pacífica de conflictos.

“Fortaleciendo las habilidades mediadoras: conexión, creatividad y armonía”, fue el tema de la convocatoria, parte fundamental de la capacitación anual que ofrece la Defensoría a los integrantes del Registro de Mediadores Comunitarios voluntarios y ad honorem, una estructura inédita que funciona desde 2003, cuando se inició la institución en la ciudad. Esta modalidad de trabajo incluye una nómina de mediadores que se renueva anualmente y que suma entre 80 y más de 100 personas, y permite atender medio millar de casos al año.

El curso de actualización se realiza cada año con la participación de prestigiosos especialistas con trayectoria nacional e internacional. En esta oportunidad, estuvieron Francisco Diez, abogado y mediador, especialista en conflictos sociales complejos, considerado uno de los principales hacedores del desarrollo de la mediación en el país, y María Carneiro, abogada y mediadora, con experiencia en métodos alternativos para el abordaje de conflictos.

Durante la actividad, de 20 horas intensivas, que se desarrolló en dos sedes: el edificio de la Facultad de Ciencias Económicas y el de Agmer Paraná, se analizaron las distintas herramientas de la mediación, disciplina que busca -mediante el diálogo y la cooperación- mejorar la convivencia comunitaria, y se ahondó sobre las habilidades de los mediadores, quienes actúan como terceros imparciales, facilitando la comunicación entre las partes involucradas en un conflicto. Se representaron distintos casos, en los que los mediadores asumieron diferentes roles, se intercambiaron experiencias y se recorrieron conceptos teóricos.

Sobre estos estos temas y otros aspectos, se refirió Francisco Diez en la siguiente consulta.

Al iniciar el curso, se refirió al Centro de Mediación de Paraná como único en el país. ¿Podría contarnos sobre eso?  

La Defensoría del Pueblo de Paraná tiene un Centro de Mediación que convoca a, en este momento (durante el curso) a 70, llegaron a ser 100 mediadores, que trabajan voluntariamente para beneficio de la comunidad con mediación que ayuda a resolver los conflictos comunitarios. Y lo hacen desinteresadamente y sin cobrar honorarios. Quizás exista algún otro ejemplo, creo que hay en Vicente López o hay algunos otros centros que son pequeños y tienen mediadores voluntarios. En Salta había un Centro que dependía de la Corte de Justicia y tenía algunos mediadores voluntarios. Pero un sistema de mediación, armado con un registro de mediadores que trabajan voluntariamente (como el de Paraná), es el único que conozco. Y la verdad es que eso muestra no solamente la capacidad de liderazgo de la gente que lleva adelante este proyecto en la Defensoría desde hace tantos años, sino también el espíritu solidario y ese compromiso con la mediación y con la comunidad que tienen los mediadores en Paraná.

 

¿Qué cualidades considera fundamentales que tiene que tener un mediador?

Básicamente el mediador tiene que tener un compromiso. Tiene que tener un compromiso social con la construcción de paz. Tiene que tener un compromiso personal con ayudar a desarticular las violencias. Tiene que tener una capacidad de apreciación de las diferencias y tiene que tener mente abierta. Entonces, esas son capacidades que los mediadores tenemos que ir fortaleciendo en la medida en que trabajamos.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta un mediador hoy?

El principal desafío es poder consustanciarse con el rol de mediador y poder trabajar internamente para que sus juicios, sus temores, sus inseguridades y su propia manera de ver el mundo no interfiera con el trabajo que tiene que hacer con cada una de las partes para que las partes sean las que resuelvan, con su decisión y con su propio proceso de cambio, el conflicto que los afecta. Porque lo que está comprobado es que los acuerdos sostenibles son aquellos que son generados auténticamente por las partes en conflicto. Las partes en conflicto sostienen el conflicto y son las que lo tienen que resolver. El mediador es un asistente que ayuda para que ese proceso de cambio se produzca. Y para eso tiene que estar muy consciente de su propio rol, sus propias limitaciones, sus posibilidades y ejercer esas fortalezas del mediador para ayudar en ese cambio sin interferir con sus visiones propias.

¿Cuál es la importancia de la constante formación en la tarea de los mediadores?

La formación es fundamental porque es el espacio de reflexión. William Ury dice que una de las técnicas del mediador es subirse al balcón. La formación es una especie de balcón desde el cual vemos de qué manera ejercemos el rol del mediador. Entonces los espacios de formación son espacios no solamente donde recibimos información sino donde se genera reflexión acerca de la práctica. La mejor manera de enriquecer el trabajo de un mediador es poder construir esos puentes entre las elaboraciones teóricas los conceptos, las ideas, las experiencias que están expresadas en teorías y la práctica.

¿Cambian los conflictos más frecuentes según la región del país?

Los conflictos son siempre únicos. En la misma región puede haber dos conflictos por el mismo tema y son completamente diferentes en su naturaleza porque los seres humanos somos originales y únicos cada uno de nosotros. Entonces, no hay recetas universales ni soluciones aplicables a todos los conflictos. En las cuestiones multiculturales o donde hay una influencia fuerte de la cultura y de la idiosincrasia de las partes, hay que tomar eso en cuenta. Pero siempre los conflictos son únicos y hay que abordarlos de esa manera. Teniendo en cuenta el contexto, entendiendo cómo funciona el individuo en el contexto, pero siempre poniendo atención a que es el universo interno de cada persona donde tenemos que trabajar para producir los cambios.

Respecto del contexto actual del país, de cierta crispación y enfrentamiento, ¿cómo considera la situación de la mediación? 

En todos los procesos sociales hay avances y retrocesos. Las situaciones de retroceso hay que tomarlas como parte del ciclo de cambio. Creo que hay que tomar nota de cuáles son los elementos de contexto que pueden significar un retroceso o un peligro para el avance de la mediación y trabajar más fuerte. En realidad, tenemos que entender que los procesos de evolución no son lineales, sino que a veces tienen caídas y retrocesos. Entonces, tomarlos con naturalidad, ser conscientes de qué es lo que se puede hacer y avanzar todo lo que se pueda en que este proceso de democratización que implica la mediación eche más raíces en los distintos estratos de la sociedad.

¿Ha habido algún retroceso de la mediación en estos tiempos?

La verdad es que yo no lo veo y la verdad es que he visto, al contrario, un florecimiento de distintas áreas de la mediación en todo el país y en distintos lugares en la región también. Mientras hay mayor complejidad en la realidad que cada una de las personas vive, más se necesitan herramientas como la mediación en donde la complejidad es tomada como una oportunidad y no como una amenaza. Porque se necesita creatividad, se necesita poder entender esa complejidad y navegar en ella a favor de la corriente y no en contra. Entonces, hay procesos simplificadores o, digamos, con más autoritarismo, con más jerarquía, pero no se sostienen porque la trama social ya está demasiado intercomunicada. Y entonces yo creo que cada vez más va a ser necesario que haya herramientas como la mediación, la negociación colaborativa, los diálogos, la facilitación, que al fin de cuenta es lo que permite construir soluciones sostenibles.

Francisco Diez es, además, especialista en diseño de procesos con amplia experiencia en América Latina. Fue secretario y jefe de gabinete del Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina, Dante Caputo, y trabajó con el ex Presidente Raúl Alfonsín. A partir de 1993, se dedicó a la mediación pre-judicial y privada en el país. Trabajó en conflictos interpersonales, familiares, comerciales y judiciales, de ocupación de tierras, de límites entre Municipios vecinos, en negociaciones entre legislaturas y ejecutivos, entre comunidades y empresas y en conflictos políticos y sociales a nivel internacional. Participó como consultor independiente y experto de Naciones Unidas y el Centro Carter, dirigiendo programas en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Colombia, entre otras tantas actividades.